El rincón del fútbol americano

Viviendo grande

• El aumento de peso registrado en las últimas décadas en la NFL no puede ignorarse, ya que de seguir esta línea, varios jugadores, específicamente linieros, podrían tener una vida relativamente corta.
  
  

Por Felipe Reisch

Mientras más grande mejor. Ese pareciera ser el ideario actual de la NFL a la hora de reclutar jugadores de ciertas posiciones, especialmente linieros ofensivos. En 1990 había sólo 35 jugadores de talla considerable, quienes rebasaban las 300 libras (136 kilos). Hoy, esa cifra casi supera los 350.
Lo más preocupante de todo es que hay jóvenes de 20 años, en las vísperas de su ingreso a la liga profesional, que sobrepasan fácilmente el peso estándar que reconoce a un jugador como “grande”, debido a que si no cumplen con el esteriotipo del puesto en que juegan, simplemente casi no serán tomados en cuenta.

El 97% de los jugadores de la NFL están excedidos de su peso normal, cifra arrojada después de calcular el IMC de cada profesional (índice de masa corporal, el peso de una persona en relación a su estatura), pero este número no toma en cuenta la cantidad de masa muscular y componentes grasos que cada cuerpo contiene, haciendo aun más difícil diagnosticar el real problema. Eso sí, es de mera importancia destacar que comparar a estos gigantes deportistas con índices normales es un total error, ya que todos sabemos que un cuerpo ordinario no soportaría las exigencias físicas del deporte. La clave entonces es dictaminar la cantidad de materia grasa que cada jugador posea, como una herramienta que ayude a mejorar el equilibrio entre músculo y gordura, colaborando a evitar los numerosos trastornos coronarios a causa de ello, siendo lo más alarmante de todo, el hecho de que los jugadores corpulentos del fútbol americano son casi el doble de propensos a morir antes de los 50 años en comparación con sus colegas del béisbol.

El promedio de peso actual en la NFL es de 112 kilos, una cifra que curiosamente quebró con la tendencia alcista hasta ahora registrada, uno menos que el año pasado. Si bien los estudiosos del tema aseguran que esta modificación talvez no seguirá su curso, se notificaron un total de seis equipos que si redujeron el peso total del plantel.
Asimismo, lo curioso es que los dos equipos más livianos de la liga son los que animaron el Super Bowl recién pasado: el campeón Indianápolis Colts y los Chicago Bears tienen planteles que promedian 108 kilos, cuatro menos que la media de la liga. ¿Será una coincidencia o la receta para el éxito?, el tiempo lo dirá.

Sustancias ilegales

En la liga coexisten jugadores con alto valor graso y profesionales con gran porcentaje muscular, siendo justamente estos últimos el prototipo de atleta que muchas veces se le atribuye erróneamente con atentar contra las políticas antidopaje. Esta serie de leyes han sido endurecidas el último año, como una medida destinada a purificar el deporte.
Una de las nuevas disposiciones será el aumento en un 40 por ciento en la cantidad de pruebas antidopaje de cada semana, desde el juego del Salón de la Fama hasta el Súper Tazón, justamente para evitar el uso de esteroides anabólicos y sustancia similares, castigado con cuatro partidos de suspensión. La misma sanción que afectó a finales de 2006 al apoyador de los San Diego Chargers Shawne Merriman.
No obstante, la principal prevención sin duda es la vinculada con el incremento en la cantidad de análisis que se le aplicará a cada jugador fuera de la temporada, de un máximo de dos a seis por individuo, un hecho que ayudará a erradicar el aumento de peso descontrolado que algunos logran a manos de la ingesta de sustancias no permitidas.

Existen también jugadores, la vasta mayoría, que están al tanto de lo prohibido, y que optan por otros caminos para controlar su peso. Numerosas dietas y la ingesta de suplementos alimenticios a base de proteínas y aminoácidos son cosas de todos los días en la NFL, y lo más importante: están permitidas y su efecto ya ha sido comprobado. Entonces, ¿por qué introducirse en el mundo de lo ilícito? La respuesta es fácil, es más rápido y eficaz, lo que se traduce en menos tiempo perdido. Un factor atrayente para cualquier ser humano.

Lo preocupante

Todo tiene límites, y el cuerpo humano es parte de ese todo. La competitividad del deporte, sumado a la innecesaria necesidad de ser cada vez más grande, les ha estado trayendo problemas coronarios a varios jugadores retirados. Un estudio dio como resultado que si bien la mayoría de los profesionales no están destinados a morir antes de lo normal, los que alguna vez se desenvolvieron como linieros ofensivos o defensivos tienen un 52 por ciento más de probabilidades de fallecer de una anomalía del corazón que la población “normal”.

El deceso a principios de la temporada 2005 del liniero ofensivo de los San Franciso 49s Thomas Herrion, de 143 kilos, hizo sonar la alarma. Una autopsia demostró que su corazón estaba excedido en tamaño y que la arteria coronaria derecha estaba bloqueada. Tenía tan sólo 23 años.
Pero lo más preocupante es el aumento de peso que jóvenes que aún asisten a la escuela, y que planean hacer del deporte una carrera, han estado experimentando. Ese es el efecto que ejerce la NFL, una fuerte competencia que indirectamente obliga a varios de sus atletas ignorar la salud después del retiro. ¿Se podrá hacer un cambio radical en la forma de ver y practicar el deporte? Puede que ya sea muy tarde.